martes, 13 de marzo de 2012

Este amanecer

Este amanecer/ mi corazon reflejaba/ negro de pesares/ roja herida del alma.// No era ya la noche/ no era aun de mañana/ todavía no veía el sol/ Tu ya no estabas.// Cruel belleza,/ un aire fresco,/ transicion serena,/ ausencia de tus besos.// Y no poder decir "nada"/ por aun tenerte presente,/ y no poder decir "algo" pues/ Tu ya no estabas ... Leopoldo Piazza Mar del Plata, 13 de marzo de 2012

martes, 8 de marzo de 2011

Hola

Hola; si, se que no estas allí. Te saludo igual. Y pasan los minutos, los segundos, y no llega, ni llegará, tu respuesta.
Si, se que no estas allí. Te saludo igual, esperándote. Se que no estas, y no es igual, para nada, y sin embargo te espero.
Y cada noche, y cada día, igualmente te espero. Se que no estas, aunque te salude de todas maneras.
Allí, por que precisamente allí he de irte a buscar. Y es que no se, realmente no se, donde estoy.
Quizás se deba a que en la noche y desde el piso superior del micro, no se ve. Es como estar en ningún lado. O en cualquiera que yo desee imaginar. Y por eso me imagino y Te imagino como en un mismo lugar. Juntos, compartiendo esta nada.

Leopoldo M. Piazza
Mar del Plata, 8 de Febrero de 2008

martes, 12 de febrero de 2008

CUANDO SE INTENTO CALLAR AL CANTOR…

CUANDO SE INTENTO CALLAR AL CANTOR…

[O de cuando un suceso del orden de lo “primario” obliga a “reiniciar” la secuencia, y si todo vuelve a “cero”, o algo se “conserva”]

“Creo que uno siempre vuelve a empezar. Aunque no lo quiera, se recomienza, una y otra vez” Ese era el único pensamiento que podía alojar en mi cerebro. ¿Qué otra cosa podía pensar si mi intención era proseguir? Quiero que se me entienda bien, no era una opción, se me imponía. Y no como una necesidad lógica, simplemente allí se instalaba, justo en las circunvoluciones de mi conciencia. Estúpido automatismo mental que me dificultaba todo otro pensamiento.
Entre tanto mi percepción se concentraba en los estímulos que el manejo requería. Sintetizando, un perfecto robot.
Al comenzar el viaje la música que salía del reproductor de CD me rescataba alguna esencia humana invitándome a balancearme a su ritmo; pero ahora, luego que el único y apestoso disco se había repetido infinitamente, era un elemento simpático de mi automatización, resaltado por mi monótono tarareo.
Hubo un instante de feliz superposición, esos bombos y tambores convocaban en su registro mnemónico a aquellos otros, de más felices días…

Si, deshilachados recuerdos y deshilvanados pensamientos. ¿No es lo que sucede cuando se intenta reiniciar un ordenador luego de un grave error que lo ha dejado fuera de servicio?
Sabía que con mi funcionamiento, contribuía al funcionamiento del Todo. Era inevitable, para bien o para lo peor,…solo en un caso extremo, me estaría permitido discontinuarme, y así y todo, sabía que sería por muy breve tiempo, habría que calcularlo también.
Ese es el conflicto, seguir o desenchufarse…, si es que esto está en las propias manos, o… si esto también es una ilusión…
Y aquí estoy conmigo mismo, sin personas ni personaje. Solo, con mi silencio interior. Por eso la música, que no alcanza a taparlo, a este silencio digo, pero que acompaña…


¿A quien sino a mi le interesan estos pensamientos? Estos pensamientos que van fluyendo al ritmo del teclado, y a veces, más rápido aun.
Una y otra vez aparece papá. Claro, ¿por que no?, si ya he alcanzado la edad que el viejo tenía en mis recuerdos más claros. Y como él solía decir, me miro al espejo y…, cada vez me encuentro más parecido a él. ¿Cual era el proyecto de papá para superar al de su padre, digo mi abuelo? ¿En qué se afirmaba para negar?
Si pudiese preguntarle cómo sigue la cosa, ¿no? Cómo es la cuestión, qué pasa después. Sí, es ciertamente aburrido saber de antemano. Sin embargo la curiosidad da su ¡presente!
Y a la vez el temor a lo que sí se sabe que inevitablemente va a suceder. Faltan los detalles, los modos, esos pequeños detalles que hacen a la diferencia entre tu y yo, entre cada uno de los que nos reconocemos en la serie de los humanos… pero no importa, el fin es inevitable, temido, deseable, necesario, ¡es!


Como la mejor de las improvisaciones. Incluso con cadencia hasta en el modo.
Te lo tengo que decir de nuevo, distinto por que no me has entendido. Entonces, de nuevo, pero distinto. Entonces nuevo, pero igual. No, no me has entendido. No importa, por que te lo pienso repetir de las mil maneras posibles y una más, para que me entiendas. Entonces, nada que ver, todo va de nuevo, o si prefieres, todo será expresado en términos similares, distintos pero parecidos, hasta que sea comprendido. No importa cuanto lleve. Solo es necesario que me interpretes. ¿Está claro? No importa….


Viva la música que me acompaña cuando estoy solo y solamente estoy. Viva la música y el silencio que nos rodea cuando estamos solos y solamente escuchamos la música, y por detrás el silencio. Viva y mil veces viva, la música, la soledad y el silencio, que no me dejan solo, que me acompañan. Y viva que vivo y que vives y que vivimos, escuchándonos, musique ando; y en el silencio que nuestras miradas van encontrando en la soledad de nuestras existencias. Viva, y
Solamente viva. Y que el silencio nos encuentre en plena escucha de la música, que nos acompaña y no nos deja solos ni silenciados, y nuevamente…viva.
Solo dilo una vez, y si eres claro, quizás te entienda. No es seguro, solo digo que lo intentes, que lo intento, que lo intentaremos, quizás resulte…Y así me quedo en un quizás y en un tal vez, tu ¿me sigues? No me respondas. No es preciso, tú lo sabes.


Leopoldo M. Piazza
Mar del Plata, 23 de Octubre de 2007

martes, 29 de enero de 2008

CÓMO

CÓMO

Cómo traducir en palabras esta realidad que es una, y a la vez múltiple. Este que es nuestro objetivo común, y que es a la vez lo común de nuestros objetivos. Esta, en suma, que es la verdad que son nuestras verdades que debemos realizar.
Cómo traducirla en palabras que a la vez que sencillas, sean lo suficientemente completas. Que puedan ser trasmitidas y que trasmitan. Que no se corrompan y que no corrompan ese significado que le asignamos para transportar. Que siendo claras no sean tan transparentes que no existan. Que siendo espesas no sean densas. Y que siendo, no envejezcan. Y que al fin, en los otros oídos, vuelvan los otros ojos sobre esta realidad que siendo múltiple es una. Sobre esos objetivos para que se vuelvan en común. En suma, que se realice la verdad; y que ésta nos supere de tal forma que ya no solo sea nuestra, sin dejar de pertenecernos. Y que se pueda traducir en esas sencillas, transparentes y consistentes palabras que hoy balbuceamos en un saludo: hasta la victoria siempre...
Y el “cómo”, que se repite y se extiende, está fecundado por esta esperanza que es la búsqueda que no se abandona. Y entre la interrogación que angustia y la búsqueda que nos mueve, la respuesta se va gestando; va creciendo y contestándose con nuevas preguntas que ya no nos pertenecen, sin dejar de ser nuestras. Que a veces nos encierran; y que a veces son abiertas a nuevas verdades, que traducen en sencillas palabras esta realidad, que definitivamente, con nuestro trabajo, nos avisa que la victoria será, y es, nuestra.

Leopoldo Mario Piazza
Buenos Aires, 13 de Enero de 1984 (13-01-84)

METÁFORA CIUDADANA

METÁFORA CIUDADANA

La tormenta azotaba el viejo pueblo ya hacía largo tiempo. Como impulsado por el viento me dirigía rápidamente a él.
Creo que más por casualidad que por decisión propia llegué a las puertas de la residencia.Ya había estado allí en otra oportunidad, me dije, en tanto trataba de guarecerme de la ventisca.
El viento fue amainando y el paisaje se aquietaba. Había perdido contacto con muchos amigos durante el chubasco, y traté de orientarme en donde estaba.
Finalmente cesó la lluvia y un tímido rayo de sol iluminó la vieja casona. Su imagen se espejo en millones de gotas esparcidas por el pavimento.
Aquí se veía la ventana izquierda del piso superior. Allí parte de la veleta. Acullá la esquina derecha de la puerta principal. Ninguna de ellas, desde donde me encontraba, devolvía una imagen completa de lo que se hallaba a mis espaldas. Ni tan siquiera era posible unirlas todas para recrear una. Sin embargo, al detenerme en cualquiera de ellas, y si variaba mi perspectiva, no sin esfuerzo, lograba divisar gran parte.
Algunas lentamente, de prisa otras, escurrían según el declive. Hacia allí, hacia allá uniéndose a éste o a aquel charco. Y la casona reía de las formas que de sí divisaba en ellas.
De pronto, por la solitaria calle, cruzó un auto removiéndolo todo. Miles saltaban, parecía de alegría, cambiando su posición. Por un momento todo cambió, y nuevamente la inercia del declive llevó a que gotas y charcos retomaran un ritmo ritual.
Yo esperaba que todo se aquietase, limitado en mi movimiento, y con ansias de ver el paisaje que entonces se reflejaría. Sin embargo una leve brisa imprimió nueva dinámica a la escena, frustrando mi esperanza.
“ Será posible que no pueda ver la casona de una y entera?”, me dije.
Poco a poco fui renunciando a la completud, y acepté que la imagen fuera múltiple. Con mis pocos giros variaba la perspectiva y, reteniendo la imagen anterior, con la siguiente armaba parte de aquel rompecabezas.
Me detuve en mis cabildeos, interrogándome: “yo , quien soy para pretender verla entera?”.
El declive era más pronunciado y me aproximé a aquel charco, nunca llegué. Recuerdo una última semblanza de la puerta principal. Luego el calor aumentó, me sentí más liviano. Me vi rodeado de un débil vapor que subía conmigo.
Desde arriba, girando con la brisa, alcancé a ver, por última vez el paisaje y, desde allí, la casona. Y entonces, incorporándome a la nube, supe que también era gota.


Leopoldo Mario Piazza

Mar del Plata, 7 de Diciembre de 2001.